1952. Kelsen-Cossio: Problemas escogidos de la teoria pura del derecho. Teoria egologica y teoria pura

1952. Kelsen-Cossio: Problemas escogidos de la teoría pura del derecho. Teoría egológica y teoría pura

Editorial Guillermo Kraft, Buenos Aires, 1952

1952. Kelsen-Cossio - Problemas escogidos de la teoria puraEl presente volumen contiene el texto completo y definitivo de las conferencias pronunciadas por Hans Kelsen, durante el año 1949, en el paraninfo de la Facultad de Derecho de Buenos Aires, tal como el Maestro las remitió desde Berkeley (California) en diciembre de ese mismo año, con todas las adiciones que juzgó necesario hacer a su primitiva exposición oral. La Editorial Guillermo Kraft Ltda. se complace en publicarlas bajo los auspicios de la Facultad de Derecho de nuestra Universidad, dueña de los preciosos originales, dada la resonancia universal que aquel ciclo de conferencias alcanzó en su momento y segura de que pone así, ahora, al alcance de los estudiosos, una pieza indispensable para la inteligencia de la doctrina jurídica que más ha llamado la atención en el curso del presente siglo. Integran también el volumen las respuestas que el profesor Carlos Cossio dió al maestro Kelsen en los interesantes diálogos motivados por las referencias del maestro a la Teoría egológica del Derecho, de los que se hicieron eco las más calificadas revistas universitarias de Europa y América y cuyo recuerdo indeleble perdura en nuestros medios estudiosos como un fermento que honra a la tradición jurídica argentina. Preceden al volumen las breves y cálidas palabras de presentación con que el señor Decano de la Facultad de Derecho, doctor Carlos María Lascano, puso a Kelsen en posesión de la tribuna universitaria al iniciarse el curso. De acuerdo con el convenio celebrado con la Facultad, la Editorial Guillermo Kraft Ltda. publica este libro en edición castellana y en edición francesa, para facilitar su conocimiento en el extranjero y haciendo honor a la importancia intrínseca que tiene.

1947. La funcion social de las escuelas de abogacia

1947. La funcion social de las escuelas de abogacia

3ra. ed., Imprenta de la Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 1947.

1947_funcion_social_tapaAceptemos que la Universidad esté en ruinas. Pero, por grande que sea la gravitación política que la Universidad padezca en estos momentos, a nadie se le escapa que está en la naturaleza misma de la Institución, un desarrollo paulatino de años y de décadas en que, por propio impulso, se ha de ir despolitizando hasta recuperar su nivel académico. Nada más estéril —porque ni siquiera la dignidad del gesto es compensación suficiente para las generaciones venideras—, que el alejamiento voluntario de las vocaciones universitarias en esta hora de la reconstrucción. Ha de pesar en nuestras conciencias si, al amparo de estos alejamientos voluntarios, se facilita la entrada al claustro de gente sin vocación docente y sin amor a la ciencia porque serán ellos los que, al correr de los años, organizados en nuevas camarillas, reeditarán los agravios de que acusamos al régimen caído, siguiendo su mismo procedimiento. En esta hora de la reconstrucción universitaria, cuando se defina la nueva función social que los tiempos asignan a las Facultades de Derecho, pujarán todas las ideologías por adueñarse de la hebra de argentinidad en que consiste su espíritu. Pero la argentinidad no admite otra definición que la que emerge de nuestra propia historia, desde el 25 de Mayo de 1810 hasta la fecha. No pueden definirla ni el catolicismo en la plenitud reaccionaria de su filosofía desertora de la Modernidad, ni el totalitarismo en la desesperación de su ideal político espiritualmente vencido en el mundo civilizado, ni el españolismo en la huera jactancia de unos mitos sobre virtudes morales que no son las virtudes del trabajo y la tolerancia sobre las que se ha constituido la cultura del Occidente. Por eso, en la reconstrucción universitaria, tenemos todavía mucho que hacer y mucho que decir los que, de algún modo herederos de las dos grandes Revoluciones liberales del siglo XVIII, sabemos que, si bien ha muerto el régimen de una producción económica no planificada, vive y vivirá por los tiempos de los tiempos, como un diamante que va ganando en luces cuanto más se lo talla, el ideal supremo de la personalidad humana como un fin en si, valor vertebral de una organización jurídica cuyo concepto de la justicia social contemple todos los esfuerzos y asegure para todos los beneficios de la libertad.

1929. Las paginas de seda

Las páginas de seda

Sociedad de Publicaciones El Inca, Buenos Aires, 1929

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Para quien vive en la torre de marfil, el mundo se identifica con el yo. E inútil resulta, de este modo, el esfuerzo metafísico para desentrañar el valor como algo objetivo, de la valoración del sujeto. Pero los sentimientos ¿no están, acaso, necesariamente exclaustrados en la torre de marfil, en un encierro doloroso y bello. Y así, vana alaharaca retórica resultan las preceptivas, tanto la que antes condenaba a crear con riqueza, como la que hoy condena a crear con pobreza. Ciertamente que el Arte supera al sentimiento en la medida de su objetividad. Pero venga entonces la Filosofía del Arte para explicarlo y darnos su conocimiento, mas no para crearlo ni darnos su vivencia. Doble y noble misión del espíritu, de las cuales solo una es patrimonio del poeta. El poeta, en cuanto tal, está más allá de toda retórica, entendiendo por ésta cualquier filosofía del arte que pretenda crear arte. ¿Cómo, pues, derivar el valor de una obra por el grado de aceptación que muestre para una retórica? El poeta, en cuanto tal, solo vive; su empeño es expresarse como realización de vida y nada más. De ahí que su mundo sentimental lo confine a la torre de marfil; lugar situado más allá de toda retórica, pero donde todo poeta sufre noble y patético exilio. Por eso el poeta vive solo para sí. Podrán los demás, en diferentes grados, participar de su vida vivida, pero ello ¿no se cumple acaso en la medida en que cada uno es poeta, es decir, en que realiza su propia vivencia sentimental con la expresión que le llega? Como explicación filosófica muy de acuerdo en que será más poeta aquél que logre una expresión donde más universalmente puedan expresarse los sentimientos. Pero para la creación artística, con todas las exigencias de su objetividad, nada se adelanta con la explicación si en cada mundo subjetivo el sentimiento no hace su obra; en esos mundos subjetivos impenetrables para los otros, donde el espíritu no tiene más ley que la libertad de su vida interior que es, así, la ley única del Arte. Y de tal modo sabemos ya el para qué del Arte y el para qué de la Filosofía del Arte. Pero la retórica ¿para qué? Tucumán, Septiembre de 1928.